¿Cómo está la mujer en el continente americano en el siglo XXI? Un análisis de los avances y los desafíos para la igualdad de género
El continente americano es una región diversa y heterogénea, que abarca desde Canadá hasta Argentina, pasando por Estados Unidos, México, Centroamérica, el Caribe y Sudamérica. En este vasto territorio conviven diferentes culturas, lenguas, religiones, sistemas políticos y niveles de desarrollo. La situación de la mujer en el continente americano refleja esta diversidad, pero también comparte algunos rasgos comunes que evidencian las desigualdades, discriminaciones y violencias que afectan a las mujeres por su condición de género.
En las últimas décadas, se han producido avances significativos en el reconocimiento y la garantía de los derechos humanos de las mujeres en el continente americano. Algunos ejemplos son la ratificación de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) por todos los países de la región; la adopción de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará) por 32 países; la creación de mecanismos nacionales e internacionales para promover la igualdad de género y combatir la violencia machista; el aumento de la participación política y social de las mujeres; el acceso a la educación y a la salud; y el desarrollo de políticas públicas y legislaciones específicas para proteger los derechos de las mujeres.
Sin embargo, estos logros no son suficientes ni homogéneos en todo el continente. Persisten brechas estructurales que limitan el ejercicio pleno de la ciudadanía y la autonomía de las mujeres. Algunos de los desafíos más urgentes son:
La pobreza y la exclusión social. Según datos de la CEPAL, el 29% de las mujeres en América Latina y el Caribe vive en situación de pobreza, frente al 25% de los hombres. La pobreza afecta especialmente a las mujeres indígenas, afrodescendientes, rurales y migrantes, que sufren múltiples formas de discriminación. La pobreza también tiene un impacto negativo en el acceso a los servicios básicos, como el agua potable, el saneamiento, la electricidad y el internet.
La brecha laboral y salarial. Según datos de la OIT, la tasa de participación laboral femenina en América Latina y el Caribe es del 50%, frente al 74% de los hombres. Las mujeres tienen más dificultades para encontrar empleo formal, decente y protegido. Además, las mujeres ganan en promedio un 17% menos que los hombres por el mismo trabajo. Las mujeres también asumen una mayor carga del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, que representa el 22% del PIB regional.
La violencia de género. Según datos de ONU Mujeres, el 30% de las mujeres en América Latina y el Caribe ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja o expareja. El 10% ha sufrido violencia sexual por parte de personas distintas a su pareja. El feminicidio es la expresión más extrema de la violencia machista: se estima que al menos 3.800 mujeres fueron asesinadas por razones de género en 2019 en 15 países de la región. La violencia contra las mujeres se ha agravado con la pandemia del COVID-19, que ha generado un aumento de los casos y una reducción de los recursos disponibles para su prevención y atención.
Los derechos sexuales y reproductivos. Según datos del UNFPA, el 76% de las mujeres en edad reproductiva en América Latina y el Caribe usa algún método anticonceptivo, pero el 11% tiene una demanda insatisfecha. El aborto inseguro es una de las principales causas de mortalidad materna en la región, donde solo cuatro países lo permiten sin restricciones: Uruguay, Cuba, Guyana y Canadá. El embarazo adolescente es otro problema que afecta a la salud, la educación y el futuro de las jóvenes: se estima que una de cada cinco mujeres entre 15 y 19 años ha estado embarazada al menos una vez.
La participación política y social. Según datos de IDEA Internacional, el 30% de los escaños parlamentarios en América Latina y el Caribe está ocupado por mujeres, lo que sitúa a la región por encima del promedio mundial (25%). Sin embargo, solo cuatro países han alcanzado o superado la paridad: Bolivia, Cuba, México y Nicaragua. La representación de las mujeres en los cargos ejecutivos es aún menor: solo hay cuatro presidentas o primeras ministras en el continente: Kamala Harris (Estados Unidos), Luisa Alcalde (México), Jeanine Áñez (Bolivia) y Mia Mottley (Barbados). Las mujeres también enfrentan barreras para acceder a otros espacios de poder e influencia, como los medios de comunicación, las empresas, las universidades y las organizaciones sociales.
Estos desafíos requieren de una acción conjunta y coordinada de todos los actores involucrados: gobiernos, organismos internacionales, sociedad civil, academia y medios de comunicación. Es necesario fortalecer el marco normativo e institucional para garantizar el cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres. Es necesario impulsar políticas públicas y programas que promuevan la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres en todos los ámbitos. Es necesario fomentar una cultura de respeto, tolerancia y solidaridad entre los géneros, basada en el reconocimiento y la valoración de la diversidad.
La situación de la mujer en el continente americano en el siglo XXI es un reflejo de los avances y los retos que aún quedan por alcanzar para lograr una sociedad más justa, equitativa e inclusiva para todas las personas.
Anabasis Project
Para saber más:
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW)
Relacionado
Descubre más desde Anabasis Project
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.