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Quito: la ciudad de los cielos, la historia y el arte

Quito es una ciudad que deslumbra con su belleza, su cultura y su patrimonio. Situada en la cordillera de los Andes, a 2.850 metros de altitud, es la capital de Ecuador y la segunda ciudad más poblada del país. Fue fundada en el siglo XVI sobre las ruinas de una antigua ciudad inca, y desde entonces ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos, políticos y sociales. En 1978, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por poseer el centro histórico mejor conservado y menos alterado de toda América Latina.

El legado histórico de Quito

La historia de Quito se remonta a los primeros habitantes que poblaron las regiones orientales del Distrito alrededor del año 1030 a.C., en el sector del Inca. Si bien existen restos arqueológicos que demuestran que la ciudad estuvo poblada durante siglos, se desconoce el momento exacto de su fundación.

Más adelante, con la llegada de los Incas, Quito se convirtió en una ciudad importante de la zona norte del Tahuantinsuyo y tras la destrucción de Tomebamba se transformó en la segunda capital del imperio Inca. Quito fue el escenario de una guerra civil entre los hijos del Inca Huayna Cápac, Atahualpa y Huáscar, que terminó con la victoria de Atahualpa y su posterior captura y ejecución por los españoles en 1533.

El 6 de diciembre de 1534, el español Sebastián de Benalcázar fundó la ciudad de San Francisco de Quito sobre las cenizas de la antigua ciudad inca, que había sido incendiada por el general Rumiñahui para evitar que cayera en manos de los conquistadores. Durante la colonia, Quito fue el centro político y administrativo de la Real Audiencia de Quito, que abarcaba los actuales territorios de Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia y parte de Brasil.

Quito también fue la cuna de la independencia de América, pues el 10 de agosto de 1809 se produjo el primer grito de libertad contra el dominio español, conocido como el Primer Grito de Independencia. Aunque este movimiento fue sofocado por las tropas realistas, sentó las bases para la posterior emancipación de la región, que se consolidó el 24 de mayo de 1822 con la Batalla de Pichincha, liderada por el libertador Simón Bolívar.

Quito se convirtió en la capital del Ecuador el 13 de mayo de 1830, tras la separación de la Gran Colombia. Desde entonces, ha desempeñado un papel fundamental en la historia y el desarrollo del país, siendo sede de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, así como de importantes instituciones culturales, educativas y económicas.

La arquitectura de Quito

La arquitectura de Quito refleja la fusión de dos culturas: la inca y la española. Los incas eran maestros en el manejo de la piedra, y lograron construir edificios de gran solidez y belleza, con un ensamblaje perfecto de los bloques sin usar ningún tipo de argamasa. Algunos ejemplos de la arquitectura inca son el Pucará de Rumicucho, la fortaleza que protegía el acceso a Quito desde el norte, y el Intiñan, el lugar donde se ubicaba el antiguo templo del sol.

Los españoles, por su parte, impusieron su estilo barroco y renacentista, y edificaron iglesias y conventos sobre las bases de los templos y palacios incas. Así, se creó un contraste armonioso entre lo antiguo y lo nuevo, que se puede apreciar en el centro histórico de Quito, que cuenta con más de 40 iglesias y conventos, y más de 16 plazas y parques.

Entre las iglesias más destacadas se encuentran la Catedral Metropolitana, la Basílica del Voto Nacional, la Iglesia de la Compañía de Jesús, la Iglesia de San Francisco, la Iglesia de Santo Domingo y la Iglesia de El Sagrario. Estas iglesias son obras maestras del arte de la Escuela Quiteña, que combina las influencias españolas, italianas, flamencas, indígenas y mestizas, y que se expresa en la arquitectura, la pintura, la escultura y la orfebrería.

Entre los edificios civiles más importantes se encuentran el Palacio de Carondelet, la sede del gobierno y la residencia del presidente, el Palacio Arzobispal, el Palacio Municipal, el Teatro Nacional Sucre, el Centro Cultural Metropolitano y el Museo de la Ciudad. Estos edificios son testimonios de la historia, la política y la cultura de Quito, y albergan importantes colecciones de arte, documentos y objetos.

El urbanismo de Quito

El urbanismo de Quito también muestra la influencia de las dos culturas. Los incas trazaron la ciudad en forma de puma, el animal sagrado que representaba el poder y la sabiduría. La cabeza del puma era el Pucará de Rumicucho, el cuerpo era el centro histórico, y la cola era el punto de encuentro de los ríos Machángara y Guayllabamba. Los incas también diseñaron una red de calles y plazas, que seguían el orden cósmico y la división dual del mundo andino.

Los españoles, en cambio, introdujeron el concepto de la plaza mayor, como el espacio público por excelencia, donde se realizaban las actividades políticas, religiosas y comerciales. La plaza mayor de Quito, llamada Plaza de la Independencia o Plaza Grande, fue el lugar donde se celebraron las fiestas del Inti Raymi, el año nuevo inca, y también donde se proclamó el Primer Grito de Independencia en 1809. Hoy en día, la plaza mayor es el punto de encuentro de los quiteños y los turistas, y el escenario de las principales festividades de la ciudad.

Quito también se ha expandido y modernizado a lo largo del tiempo, incorporando nuevos barrios, avenidas, parques y edificios que reflejan la diversidad y el dinamismo de la ciudad. Algunos ejemplos son el Parque La Carolina, el Parque Metropolitano, el Parque Bicentenario, el Teleférico, el Centro de Convenciones, el Estadio Olímpico Atahualpa y el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre.

Quito: una ciudad para descubrir y disfrutar

Quito es una ciudad que ofrece una variedad de atractivos para todos los gustos y edades. Se pueden visitar sus museos, que albergan piezas de arte prehispánico, colonial y contemporáneo, como el Museo Nacional, el Museo del Banco Central, el Museo Casa del Alabado y el Museo Guayasamín. Se pueden recorrer sus mercados, que ofrecen productos típicos de la gastronomía, la artesanía y la medicina tradicional, como el Mercado Central, el Mercado de San Roque y el Mercado de Otavalo. Se puede disfrutar de su vida nocturna, que tiene opciones para todos los gustos, desde bares y discotecas, hasta peñas y teatros.

Quito también es el punto de partida para conocer otros destinos turísticos de la región, como el Centro del Mundo, donde se encuentra la línea ecuatorial que divide al planeta en dos hemisferios, el Volcán Pichincha, que ofrece una vista panorámica de la ciudad, el Volcán Cotopaxi, que es el volcán activo más alto del mundo, y el Parque Nacional Yasuní, donde se puede apreciar la biodiversidad de la selva amazónica.

Quito es, sin duda, una ciudad que hay que visitar al menos una vez en la vida. Es una ciudad que enamora con su historia, su arquitectura, su urbanismo y su cultura. Es una ciudad que invita a descubrir y disfrutar de su pasado y su presente, de su magia y su encanto. Es una ciudad que es patrimonio de la humanidad, y también de nuestro corazón.

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