El mito de la Gran Madre: origen, evolución y significado de una creencia universal

La Gran Madre es una de las formas más antiguas y universales de expresar la relación entre la humanidad y la naturaleza. Se trata de una figura simbólica que representa la fuerza creadora, protectora y nutricia de la vida, así como la sabiduría, el misterio y la transformación. La Gran Madre se asocia con diversos aspectos de la realidad, como la tierra, el agua, el cielo, el sol, la luna, las estrellas, los animales, las plantas, los frutos, los granos, etc.

La creencia en la Gran Madre se remonta al Paleolítico, cuando los primeros humanos empezaron a desarrollar una conciencia religiosa y a rendir culto a las fuerzas de la naturaleza. En ese contexto, la mujer, capaz de dar a luz y de alimentar a sus hijos, se convirtió en el símbolo de la fertilidad, la vida y la maternidad. Así, surgieron las primeras representaciones artísticas de la Gran Madre, como las llamadas “venus paleolíticas”, estatuillas de piedra, hueso, marfil o arcilla que representan figuras femeninas con rasgos exagerados, como los senos, el vientre, las caderas y los genitales. Se han encontrado más de 200 de estas figuras en Europa, Asia y África, datadas entre el 35.000 y el 10.000 a.C. Se cree que eran símbolos de fertilidad, maternidad y fecundidad, asociados con el culto a la Gran Madre. Un ejemplo famoso es la diosa Venus de Willendorf, una estatuilla de piedra de unos 25.000 años de antigüedad que muestra una figura femenina con rasgos exagerados.

En el Neolítico, con el desarrollo de la agricultura y la ganadería, la creencia en la Gran Madre se consolidó y se diversificó. La Gran Madre pasó a ser la diosa de la tierra, que proveía de alimentos y recursos a sus hijos, los seres humanos y los animales. También se le atribuyeron otros poderes, como el control del clima, el ciclo de las estaciones, el nacimiento y la muerte, la guerra y la paz, el amor y el odio, etc. Así, surgieron diversas civilizaciones antiguas, como la sumeria, la egipcia, la minoica, la griega, la romana, la celta, la germánica, la hindú, la china, la mesoamericana y la andina, que veneraron a diversas diosas que encarnaban los atributos de la Gran Madre. Algunos ejemplos son:

La diosa Cibeles, venerada por los frigios, los griegos y los romanos como la madre de los dioses y la naturaleza. Se la representaba con una corona de torres, sentada en un trono tirado por leones, y se le ofrecían sacrificios de animales y de hombres castrados.

La diosa Isis, adorada por los egipcios como la madre de Horus y la esposa de Osiris. Se la representaba con un trono en la cabeza, amamantando a su hijo, o con alas extendidas. Se le atribuían poderes mágicos y se le consideraba la diosa de la vida, la muerte y la resurrección.

La diosa Pachamama, reverenciada por los pueblos andinos como la madre de la tierra y el cosmos. Se la representaba como una mujer anciana, vestida con ropas coloridas, que llevaba una olla con alimentos. Se le ofrecían ofrendas de hojas de coca, maíz, flores, animales y objetos de valor.

La diosa Gaia, considerada por los griegos como la madre de todos los seres vivos y la personificación de la tierra. Se la representaba como una mujer gigantesca, que abarcaba todo el mundo, o como una mujer joven, que emergía de la tierra. Se le reconocía como la primera deidad, que engendró al cielo, al mar, a las montañas y a los titanes.

En la Edad Media, el cristianismo incorporó algunos elementos del mito de la Gran Madre en la figura de la Virgen María, madre de Jesús, que fue venerada como la madre de Dios, la reina del cielo, la mediadora, la intercesora, la protectora y la consoladora. También se desarrollaron diversas formas de devoción popular a la Virgen, como las peregrinaciones, las procesiones, las advocaciones, las apariciones, las imágenes, las oraciones, los rosarios, las letanías, etc.

En la actualidad, existen diversas manifestaciones culturales, religiosas, artísticas, literarias y filosóficas que recuperan, reinterpretan o recrean el mito de la Gran Madre, como una forma de revalorizar el papel de la mujer, de la naturaleza y de la espiritualidad en la sociedad moderna. Algunos ejemplos son el feminismo, el ecologismo, el neopaganismo, el movimiento New Age, la psicología analítica, el arte visionario, la poesía mística, etc.

El mito de la Gran Madre es, pues, una creencia universal y ancestral, que refleja la conexión profunda entre la humanidad y la naturaleza, y que expresa el anhelo de armonía, equilibrio y plenitud. La Gran Madre es la diosa que nos da la vida, nos cuida, nos enseña y nos transforma. 

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